7/9/08

El Enigma de Otro Mundo (The Thing... from another world – 1951)

Las invasiones de extraterrestres hostiles a nuestro planeta no eran novedad en el ambiente literario a principio de los años 50. En la página de los Pulps (revistas baratas de principios del siglo XX) se podían encontrar centenares de relatos protagonizados por horribles monstruos de otro mundo que intentaban acabar con la especie humana. Monstruos con aspecto de insecto y con preferencia por el género femenino... Ni hace falta mencionar que la era moderna de este tipo de relatos lo inauguró H. G. Wells con su inmortal “La Guerra de los Mundos” allá por el año 1898.

En 1938, un graduado en física convertido en escritor publica el relato que daría un giro a la literatura de ciencia ficción de la época: "Who goes there?"( Quien Esta Ahí? ). John W. Campbell venía de publicar en la mítica “Amazing Stories”, y en 1934 le ofrecen el puesto de editor de otra revista histórica: “Astounding Stories”. Es desde estas páginas que decide cambiar la “space opera” (simples aventuras espaciales) por otro tipo de narración mas madura, con contenido literario pero cargadas de rigor científico. Así comienza a seleccionar de manera estricta el material a imprimir, y a crear “monstruos” de la talla de Isaac Asimov, Robert Heinlein, Theodore Sturgeon, Lester del Rey o A.E. Van Vogt. Por el lado negativo, siempre se menciona que rechazó a Ray Bradbury por no ser lo suficientemene científico. Asimov también deja entrever el lado racista de Campbell, quien en sus relatos intentaba evidenciar la superioridad norteamericana sobre el resto del mundo y el universo, aunque se enfrentaran a civilizaciones mas avanzadas.


Se supo, Andy Bell (cantante de Erasure) y La Cosa descienden de la misma verdura...


Retomando el rumbo de nuestro tema, más allá de estas consideraciones, el tipo significó una gran influencia para el género y le dio nuevos aires, a tal punto que se instituyó un premio con su nombre (el otro gran premio es el Hugo, del cual hablaremos en otra ocasión). "Who goes there?" reflejaba todo lo que él esperaba de la ciencia ficción y contribuyó a que otros autores se unieran a su escuela.

El cine, mientras tanto, estaba en otra. Hubo que esperar hasta el año 1951 para que la cosa empezara a cambiar. Año en que la adaptación de este relato desató la fiebre de invasiones extraterrestres en el celuloide.

“The Thing... from another world” fue dirigida principalmente por su productor, Howard Hawks, aunque en los créditos figure Chistian Nyby. Salida de las entrañas de la inmortal RKO, la historia era mas o menos fiel al relato de Campbell. Y aquí es donde reside su principal problema.

Un platillo volador se estrella cerca de una base científica en el polo norte. El Capitán Hendry de la Fuerza Aérea Norteamericana es enviado para dar asistencia a los científicos. Durante las tareas de rescate el OVNI es destruído, pero logran recuperar el cuerpo congelado de un extraterrestre el cual es trasladado a la base. Aislados por una tormenta de nieve, la criatura revive y empieza a atacar a los habitantes del lugar: primero a los perros, luego a los humanos. Mientras que los militares buscan destruirla sin contemplaciones, el Dr. Carrington, científico a cargo de la base, desea capturarla con vida para poder estudiarla.

Trailer

Lo primero que me llamó la atención, y que luego he visto reflejado en otras críticas, es el manejo de los actores y las secuencias de diálogos. Hay mucha conversación que refleja naturalidad, en donde las voces se pisan entre sí como ocurre en la vida real. Nada de esperar el pie del otro para lanzar el parlamento. Y ello le da una frescura inusual para la época.

A lo largo de la primera mitad también se respira el espíritu Campbell: mucha explicación científica y datos técnicos acordes con los conocimientos de la época y que contribuyen a la verosimilitud de lo que estamos viendo. Junto a las revelaciones inteligentemente dosificadas, el conjunto resulta atrapante y no da respiro.

El problema se plantea cuando comenzamos a descubrir de qué va el monstruo, y que ya no se trata de una forma de vida que absorbe y copia a otros seres vivos, sino que estamos ante una “zanahoria” inteligente que luce y se mueve como el monstruo de Frankenstein. Básicamente se la pasa dando sustos con las puertas de la base como marco y caminando a los tumbos. Ni qué decir que la verosimilitud construída al principio se va a los caños cuando nos enteramos que esta verdura necesita sangre pasa subsistir (¿?).


No intenten esto en sus casas si se encuentran con un chupasangre del espacio exterior

Otra de las cosas que no me gustó, y que refleja el espíritu de la época, es el rol del científico y el de los militares. Recordemos que venían de triunfar en la Segunda Guerra Mundial, que estaban en plena guerra fría contra el comunismo, y que la ciencia era acusada de haber creado esa “terrible arma de destrucción” llamada bomba atómica (busquemos “hipocresía” en el diccionario, por favor). De esta manera el Dr. Carrington es expuesto como un lunático equivocado, y los militares nos refriegan al final que no sólo tenían razón en aplicar la fuerza bruta, sinó que también los norteamericanos son los que salvaron al mundo (¿dónde escuché esto antes?).

Por lo menos las mujeres no son mostradas como tontas máquinas de chillar, algo que sería muy común en los films subsiguientes. En 1982 Carpenter haría una remake que la superaría con creces.


¡ASÍ SÍ!: Mucho diálogo y bien actuada. Buen suspenso. Por primera vez vemos un instrumento rastreador de monstruos (idea reutilizada en Aliens). Popularizó la frase “Watch the skies” (Vigilen los cielos).

¡ASÍ NO!: ¿Por qué traicionaron la idea original de la criatura “transformista”?




Ficha IMDB

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