11/11/08

Pareidolias (1 de 2)

Viendo la aceptación que tuvo el reportaje sobre OVNIS en el arte, vuelvo sobre el tema de lo misterioso y los cuidados que debemos tener a la hora de creer en lo que nos dicen por ahí.

En menos de 2 segundos respondan qué ven en la siguiente foto:



Parece un conejo, ¿no? En realidad no deja de ser una nube de bordes irregulares. ¿Porqué entonces vemos claramente un animalito? La respuesta la tiene la psicología y le ha puesto nombre: pareidolia.

El término viene del griego eidolon: figura o imagen, y el prefijo par: junto o adjunto.

Veamos este otro ejemplo. ¿Cuántos triángulos hay en la siguiente imagen?



A priori diremos dos, tres o cuatro, pero en realidad no hay ninguno ya que no existen áreas cerradas de tres lados. Nuestro cerebro automáticamente completó los vacíos y le atribuyó al conjunto una forma reconocible. Como sucedió también en el caso de la nube.

La pareidolia trata justamente sobre esto: investiga porqué nuestro cerebro hace que un estímulo cualquiera se transforme en algo familiar.

En busca de una respuesta:
Nuestra vista y oído no actúan como una cámara de fotos o una grabadora. La información que captan nuestros sentidos debe atravesar un filtro formado por un fuerte componente de base subjetiva, propia de cada individuo. La percepción no es una mera suma de estímulos que llegan a nuestros receptores sensoriales, sino que organiza las informaciones recibidas según nuestros deseos, necesidades y experiencias. Parte de esta organización automática tiene que ver con la búsqueda de patrones reconocibles en el caos de información recibido.

¿Porqué nuestro cerebro actúa así? Para decirlo con pocas palabras, reacciona de esta manera para hacernos sentir más tranquilos y seguros, y para prepararnos ante potenciales amenazas. Como sucede con cualquier mecanismo de defensa, el poder clasificar algo y darle sentido nos prepara para mantenernos a salvo de los peligros, ya sea directa o indirectamente.

Lamentablemente y debido a un sinfín de factores culturales, esta aparente ventaja evolutiva a veces provoca el efecto contrario, engañándonos para mal y volviéndonos vulnerables. Este “defecto” psicológico, como analizaremos en una próxima entrada, no siempre representa un factor positivo.

Pareidolia auditiva:
Existen dos casos concretos de pareidolia auditiva. En primer término tenemos los famosos “mensajes satánicos” de los temas de rock reproducidos al revés. Varios grupos evangelistas han hecho de esto un gran show y han avanzado incluso sobre cantantes orientados al público infantil.

En octubre de 2004, en Abano-Terme, cerca de Venecia, se reunieron 420 científicos, ilusionistas y periodistas para analizar este fenómeno y ver cómo la inducción deliberada aumenta las posibilidades de percibir las ilusiones. Se reprodujo al revés un fragmento de Stairway to heaven, de Led Zeppelin. A su término el psicólogo Christopher French, de la Universidad de Londres, preguntó cuántas personas habían oído con claridad la palabra “Satán”. Unos pocos levantaron la mano. Cuando repitieron el experimento, el número se elevó casi al 100%.

El otro caso de pareidolia auditiva, menos dramático por cierto, tiene que ver cuando escuchamos palabras en español dentro de canciones en otros idiomas. ¿A quién no le ha pasado?

Pareidolia visual:
Manchas en las paredes, sombras, nubes en el cielo, objetos de uso común en nuestro hogar, en todos tenemos potenciales figuras a la espera de ser descubiertas por nuestro cerebro. Hay cierta predilección en aislar caras, pero cualquier forma puede aparecer de un momento a otro. Como dijimos antes, nuestras creencias más profundas y la inducción a la que podamos ser sometidos por parte de otras personas, darán vida a las más singulares imágenes. Les dejo para terminar varios ejemplos interesantes. En la próxima entrega prometo casos de pareidolias famosas y entraremos de lleno en el terreno de la polémica.

Calavera en la repisa

Una cara feliz en el control remoto

La imagen lo dice todo

Cara en el borde de la montaña

Rostros de papel

¿Ven una pareja al borde de la acera o un viejo con la mano en el pecho?


¿Qué es esto? ¿Un pato de pico cuadrado? ¿Y si ahora el pico se transforma en dos largas orejas?

¿Y acá que ven? ¿Manchas al azar? ¿Y el dálmata que va oliendo el piso?

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