Cowboys & aliens (2011)

La mezcla de géneros insume un doble riesgo. Por un lado, la historia debe encontrar el equilibrio justo entre ellos para mantener coherencia y evitar sensaciones de elementos extraños que conspiren contra la narración. Por el otro, debe enfrentar a un público conservador que rechaza este tipo de experimentos y que puede convertir en fracaso un proyecto de varios millones de dólares. Desde ese punto de vista películas como ésta son esperadas con ansias por gente abierta como nosotros. Lamentablemente, pasado el entusiasmo inicial, debemos chocarnos contra el resultado final y lamentarnos por la oportunidad perdida de ver algo diferente y de calidad.

Durante el lejano 1875, Jake Lonergan (Daniel Craig) despierta en medio de una planicie del lejano oeste sin recordar quién es. Tiene en un brazo un extraño brazalete que puede confundirse con unas esposas. Cuando arriba al pueblo más cercano descubre que hay gente que lo conoce y con la que tiene cuentas pendientes. En eso, durante la noche, una flotilla de objetos voladores no identificados secuestran a la mitad del pueblo. Lo hacen de una forma coherente con la historia que estamos viendo: enlazando a los pueblerinos como ganado (nada de sofisticados rayos abductores). Un grupo integrado entre otros por Jake, una misteriosa mujer (Olivia Wilde), y el déspota coronel Woodrow Dolarhyde (Harrison Ford), emprenderá el rescate buscando el lugar donde se ocultan los aliens, con la esperanza de encontrar vivos a sus seres queridos.

Tal vez lo más interesante tiene que ver con la amnesia de Jake y los recuerdos que afloran de a poco. Se genera una buena tensión cuando se encuentra con gente que lo conoce y que él no recuerda, así como los pantallazos que revelan lo sucedido en el pasado reciente.

Por lo demás, la relación entre los personajes apenas se sostiene. Hay héroes y villanos clásicos, enemistades que desaparecen demasiado pronto, y sujetos como el hijo del coronel que reúnen los peores estereotipos del idiota malvado.



La aparición de los extraterrestres está muy dosificada (tal vez demasiado), hasta el clímax en donde los humanos se encuentran con los bichejos galácticos y entablan batalla. El diseño de los aliens es aceptable (parientes del visto en Super 8 tal vez), pero algo en su comportamiento arruina la fiesta. Uno espera de criaturas que manejan alta tecnología y conocimientos avanzados una cierta estrategia de batalla que permita sacar ventaja de las limitaciones humanas. El caso es que los bichejos no tienen mejor idea que salir de su escondite y, corriendo con movimientos gorilescos, enfrentar cuerpo a cuerpo a los cowboys. Ocasionalmente usarán armas, pero la idea es embestir a los humanos a zarpazos. Como animales. Un despropósito.


Ni una agresiva campaña publicitaria (con polémica mediática incluída en mi país) logró salvar a los cowboys de la desidia general. En Argentina pasó sin pena ni gloria (a diferencia de España donde fue un éxito). Lamentablemente el director Jon Favreau (Ironman) desaprovechó una muy buena idea y la tiñó de giros predecibles y toneladas de clichés.



Una nota final dedicada a la traducción. De lo más bizarro (y lamentable) que ví en años. Por ejemplo, en un momento se escucha un clarísimo “Son of a Bitch”. La traducción: “me lleva el tren”. Por suerte mi inglés es pobre y la mayoría de estas barbaridades me pasan desapercibidas.

¡ASÍ SÍ!: Vale el concepto, basado en un cómic que recibió pésimos comentarios. Olivia Wilde destaca su belleza entre tanto varón maloliente.


¡ASÍ NO!: Historia y personajes con poquísimo vuelo. Aliens que no convencen.